Un momento para orar...


"Me detengo frente a tu puerta y llamo", dice el Señor. Que privilegio más maravilloso es el que el Señor de la Creación desee venir a visitarme.

Doy la bienvenida a su Presencia.

Un tronco de árbol, grueso y sin forma, nunca creerí­a que podri­a ser una estatua, admirada como un milagro de escultura, y no se dejaría trabajar por el cincel de la escultora, que visualiza, a traves de su arte, la forma que puede crear en él (San Ignacio).
Pido la gracia de dejarme formar por el amor de mi Creador.
Existo en una red de relaciones con mi entorno, con la naturaleza, con mis hermanos, con Dios...
Algunos tejidos de la red están rotos, otros torcidos...
Pido la gracia de la aceptación ... y del perdón ...

Dios nos habla a cada uno, separadamente. Necesito estar atento(a) para escuchar lo que me quiere decir. Leo el texto varias veces... luego escucho.

Marcos 4:26-32

En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente: "El reino de Dios se parece a un hombre que echa simiente en la tierra. Él duerme de noche y se levanta de mañana; la semilla germina y va creciendo, sin que él sepa cómo. La tierra va produciendo la cosecha ella sola: primero los tallos, luego la espiga, después el grano. Cuando el grano está a punto, se mete la hoz, porque ha llegado la siega."
Dijo también: "¿Con qué podemos comparar el reino de Dios? ¿Qué parábola usaremos? Con un grano de mostaza: al sembrarlo en la tierra es la semilla más pequeña, pero después brota, se hace más alta que las demás hortalizas y echa ramas tan grandes que los pájaros pueden cobijarse y anidar en ellas."
¿Qué me estás diciendo, Señor?



Que sucede en mí, mientras rezo?
Siento consuelo, preocupación, indiferencia?
Imagino a Jesús mismo sentado o de pie, a mi lado,
y comparto estos sentimientos con El

Gloria al Padre,
Gloria al Hijo,
Gloria al Espiritu Santo.
Como era en un principio,
es ahora y siempre será,
por los siglos de los siglos
Amen

espacio sagrado

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